La investigación procede de la Universidad de California del Sur. Se trata de un estudio longitudinal en el que se ha seguido a 4.800 personas desde 1982 para comprobar cuál es el efecto de los hábitos sedentarios sobre el desarrollo de depresión. En concreto se investigaron las dos prácticas sedentarias más frecuentes en nuestra vida diaria: ver televisión y conducir. A la hora de analizar la información final apareció un dato decisivo: el nivel de ejercicio físico que realiza la persona.
En los últimos nueve años (los que analiza el estudio), un 12% de los individuos estudiados reportó síntomas depresivos. ¿Cómo influyó el tiempo dedicado a conducir y a ver la televisión en la depresión? Los que conducían más de nueve horas a la semana vieron aumentado su riesgo de depresión en un 28%. Los que veían más de 10 horas de televisión semanal presentaron aún más riesgo: 52%. Y los que combinaban más de 19 horas entre estos hábitos sedentarios vieron dispararse el riesgo hasta un 74%. La mejor noticia del estudio llegó del lado de los que practicaban ejercicio físico. Aquellos que sumaban dos horas y media semanales de ejercicio (la recomendación actual) vieron cómo la conexión entre conducir, ver televisión y el desarrollo de hábitos depresivos desaparecía totalmente.
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